La confianza se pierde, no se gana

"Te tienes que ganar mi confianza". Esta expresión suele ser bastante común, en términos generales.

Está muy interiorizado que la confianza de alguien se tiene que ganar, pero creo sinceramente que eso es un grave error. Si partimos de la premisa que desconfiamos de cualquier persona (que no conocemos, pero esto no se puede afirmar con certeza), ¿esperamos que esas mismas personas confíen en nosotros? Si lo normal es desconfiar, ¿cuánto esfuerzo o tiempo debe pasar para que una persona sea digna de nuestra confianza? ¿1 día, 1 mes? ¿2 favores, 5?

Esta forma de afrontar este aspecto de las relaciones sociales es como si estuviéramos haciendo un examen a cada persona que conocemos, pendientes de en qué momento habrá pasado ese umbral para que podamos estar tranquilos; y por la otra parte, tener la sensación de que se está siendo evaluada constantemente para ver en qué momento recibe esa "bendición". Dicho de otra forma, estamos "enfrentados" el uno con el otro hasta un momento que ninguno de los dos sabe cuándo llegará.

De puertas para fuera somos colegas, buen rollo y todo lo que quieras, pero por dentro estoy a la expectativa de ver si eres digno de mi confianza. Me he encontrado con personas así (más de las que me gustaría) y la verdad que no es agradable.

Esto, además, puede provocar que inconscientemente nos volvamos más egoístas, más reacios a compartir, por ese "¿miedo?" totalmente injustificado de que esa persona puede fallarnos en cualquier momento (por simple presuposición). Ni estamos en la época de reyes y vasallos (o esa es la teoría) donde esos reyes no podían confiar en nadie por miedo a que les arrebataran el trono, ni mucho menos somos ninguno esos reyes (aunque haya quien crea que lo es).

Mapa del grado de confianza en otras personas de la UE

¿No sería más fácil hacerlo al revés? ¿Por qué no partimos de la base de que nuestra confianza se tiene desde el principio, y lo que puede pasar es que se pierda? Ojo, que no quiere decir que no se pueda perder de un día para otro, la idea es no estar pendiente ni de cuándo se gana ni de cuándo se pierde. De hecho, siempre será más fácil perderla que ganarla.

Y, nuevamente, no quiere decir que tengamos que tratar a todos como esos amigos de toda la vida, los amigos de confianza que se les llama (hay grados de confianza, evidentemente), sino simplemente que dejemos de desconfiar tanto de primeras. Sí, en esta nuestra maravillosa sociedad hay gente muy egoísta, gente de poca confianza y todo eso, pero tal vez de esta manera todo sea un poco más fácil. Si alguien te tiene que fallar (porque no es de fiar, si lo quieres ver así), lo hará más pronto que tarde. Además, la experiencia hace que reconozcamos más rápidamente cierto tipo de personas, sin necesidad de tener que conocerla demasiado.

Por tanto, si es más difícil ganarse la confianza que perderla, ¿por qué no empezar con la confianza llena?

PD: la imagen anterior da para pensar un rato.

Fuentes: Sundellviz en Twitter, The QoG Institute, University of Gothenburg